Cuando alcen a volar

Desechas las escamas, rasgos del tiempo, tirada al alma doble o nada. Alcáncense horizontes nuevos, querida, pues quién pudiera sentir la verdad del corazón.

Pálpito en pausa,
sin acelerar,
toma aire,
respira.

Mirada firme al más allá, ¿dónde nacen los poemas? Las canciones fueron sin guión, lágrimas tubaron de las mejillas al mar y escritores suicidas pelearon las sombras.

Nadie dijo no estar atado.

Alzaban la vista al tejado, ¿se podrá subir ahí? ¡Qué dudas, corazón! Sal de la caja, la cadena de producción, sube a ver qué hay.

Sobre las paredes se leen historias: <<¡hablemos de la dicha!>> dijo el niño al capataz, y los muros susurraban las reglas del azar. Valiente quien ose conocer la consciencia pues el cielo se alcanza a tocar de Dios, y dichosas esas manos arrugadas que montaron el tejal.

Aquí no hay tanto ruido. Huele a brisa. Se ve más llano desde arriba. Se puede pensar.